Los psiquiatras plantean mantener los psicofármacos durante el embarazo
Tres especialistas vascos publican una revisión de la única guía profesional en España sobre enfermedad mental y gestación, que rompe con criterios tradicionales.
El consumo durante la gestación de medicamentos contra la enfermedad mental resulta mucho más seguro que su completa retirada. Tres especialistas vascos –los psiquiatras María José Zardoya, Luis Pacheco y Juan Medrano– acaban de publicar una revisión de su libro de 2007 sobre ‘Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia’, donde se apuesta abiertamente por mantener la medicación, cuando se trata de pacientes con enfermedades graves. La suspensión total de la terapia, como se venía recomendando tradicionalmente –sobre todo a través de pediatras y especialistas de Atención Primaria–, podría causar en algunos casos daños más graves, tanto para la madre como para su bebé. «Lo importante es que sepamos ajustar la terapia a las necesidades de cada paciente. Cuando se trata de enfermedades mentales menores, como ansiedad y depresión leve, es posible que podamos quitar la medicación y tratar a la mujer con psicoterapia. Pero si hablamos de lo que denominamos como patología mayor, como psicosis o trastorno bipolar, la situación cambia», argumentan los expertos. «El trastorno no tratado de la madre puede influir de manera negativa en la evolución de la gestación», explican.
La actriz Zeta-Jones sufre trastorno bipolar y ha tenido dos hijos.
Falsas creencias El trabajo editado por Zardoya, Pacheco y Medrano, disponible sólo para profesionales sanitarios a través de la web de Osakidetza, constituye uno de los dos únicos manuales sobre esta cuestión existentes en la literatura médica latina, junto con otra publicación de origen argentino. Tradicionalmente, había dos razones fundamentales por las que los especialistas apostaban por retirar toda medicación durante el embarazo. Existía, por un lado, la creencia de que los psicofármacos provocaban malformaciones congénitas y, por otro, se pensaba que los cambios emocionales y hormonales de la gestación permitían una mejoría de la salud de la mujer. Ni una ni otra son ciertas. La evidencia científica demuestra que entre un 3% y un 5% de todos los niños nace con algún tipo de malformación. La mayoría de esas complicaciones, más de la mitad, hasta un 60%, se deben a causas desconocidas y sólo una mínima parte, el 3%, que suele manifestarse por lo general con trastornos como espina bífida y labio leporino, están directamente relacionadas por la exposición a medicamentos del bebé.